2 de julio de 2024

Cuentito

Era sábado. Yo dudaba si llevar una o dos botellas de vino. No me decidía. Pero por algún motivo ya estaba bastante nervioso como para tardar mas tiempo en elegir así que agarre dos, pagué y me fui. Ella me estaba esperando en su casa. Me había invitado el Jueves.................................

Ella prende el último cigarrillo armado que le quedaba mientras mira como el tabaco lentamente se enciende, al mismo tiempo que corre la mirada para clavar sus ojos apenas achinados sobre los míos. Yo la miro y pienso que su mirada me intimida un poco pero todavía es muy pronto para decirlo. Me gustaría inventar un apodo propio en ese momento, como “chinita”, “china” o algo parecido, pero sigo pensando que aún es muy pronto. Tartamudeo un poco y sigo charlando de anécdotas poco relevantes, mientras pienso que escucharla atentamente con mi cara apoyada sobre mi mano es un acto de amor tan lindo como ella. Me mira y me pregunta si quiero subir al cuarto. Ella apaga su cigarrillo, yo le doy la última pitada al mío y hago lo mismo. Nos levantamos del sillón, me abraza delicadamente fuerte, me da un beso y se funde en mí pecho con un abrazo. Me mira de forma directa con sus ojos nuevamente achinados y, dibujando una sonrisa casi inmejorable, me dice que me quiere. La miro a los ojos y le digo que yo también la quiero, mucho. Nos despertamos a las 11:00 de la mañana y desayunamos en la terraza.

Va a hacer mucho frío en Mar del Plata. Ya lo sabemos. No importa, solamente son dos días.


10 de junio de 2024

 Cada cuanto pensamos en esto? Las probabilidades de cruzarnos y encontrarnos son de una en un millón. En esa fiesta a la que no pensábamos ir, ese partido de fútbol que no queríamos jugar, o en el subte que nos llevó antes a nuestra casa un Martes a la noche. Por qué no nos asombra tanto que dos personas se encuentren en la situación más cotidiana de sus vidas y en ese determinado momento? Por qué esas dos personas?

P

Me gusta abrazarte porque mi vida se acomoda un poco

Me gusta abrazarte y sentirme vulnerable 

Dibujarte en mis sueños y volver a despertarme 

Me gusta abrazarte y que descanses en mi pecho

Sentir que soy libre para decirte lo que pienso  f

_

Y que es el amor, sino verte y sonreír.

Despertar en tu mirada y poder sentir,

Que todo aquello que vivimos,

Algún día nos volverá a unir.

_

Puedo ser el sol de noche y la luna de día

Para que sepas que todavía puedo estar ahí

También puedo ser un arcoíris y rodearte con todos mis colores

O un ancho mar donde dejes caer tus lágrimas

Para que sepas que puedo estar ahi

-

Inventaría un cielo de cada color

Para que lo veamos de día, tarde y noche 

Entrelazarnos en un abrazo terrenal

Y fundir el cielo en tus ojos

_

Era sábado. Yo dudaba si llevar una o dos botellas de vino. No me decidía. Pero por algún motivo ya estaba bastante nervioso como demorarme en elegir, así que agarre dos, pagué y me fui. Ella me estaba esperando en su casa. Me había invitado el Jueves anterior y no dudé ni un segundo en aceptar la invitación. Ya conocía su casa, había estado ahí la semana anterior.


       Llegue rápido como pensaba. En auto no eran más de 20 minutos, solamente nos dividían dos barrios. Ya conocía su casa, había estado ahí la semana anterior. Cuando entré nos saludamos y me preguntó cómo estaba, le respondí que estaba bien y me fui acomodando. Nunca se dio cuenta que todavía estaba nervioso. Ella había preparado varias cosas para comer y yo tenía mis dos botellas de vino y un manojo de nervios que de a poco se iban disolviendo. Agarró todos los platitos que había preparado y se sentó en el sillón color crema que estaba frente al televisor. Yo me senté en el sillón color ladrillo. Entre ambos formaban una letra ele, yo estaba en una punta y ella más bien en el medio, sentada de una forma muy relajada, bastante diferente a la mía. Estuvimos charlando más de una hora y media, probablemente dos. Mi cabeza siempre fue estructurada en algunas cuestiones y por alguna extraña razón pensaba que antes de besarla o acercarme a ella teníamos que hablar un rato de nosotros. Sinceramente nunca entendí por qué yo hacía eso. Debe ser porque me gusta hablar y de alguna manera u otra los nervios se van con las palabras. La charla se interrumpió cuando al volver del baño ella me pidió que me sentara a su lado. Nos empezamos a besar y abrazar con una comodidad como si eso lo hubiéramos estado haciendo durante años, pero yo seguía un poco nervioso y tuve que frenar. La mire a la cara y le dije lo que me pasaba. Esbozó una sonrisa y me dijo que no había ningún problema con eso, y seguimos charlando. Ella nunca supo en ese momento que yo la venía observando hacía bastante tiempo. Compartíamos un grupo de gente en común con el que nos veíamos una vez por semana (quizás dos) y ella siempre por alguna razón me llamó la atención, pero yo estaba en pareja y mis sentimientos no quedaban más que en ser un simple espectador de gsu belleza y su presencia.
Charlamos un poco más hasta agotar todas las conversaciones posibles que se me ocurrían en ese momento y subimos al cuarto. Nos dormimos a las 05:00 de la mañana.

       Ella prende el último cigarrillo armado que le quedaba mientras mira como el tabaco lentamente se enciende, al mismo tiempo que corre la mirada para clavar sus ojos apenas achinados sobre los míos. Yo la miro y pienso que su mirada me intimida un poco pero todavía es muy pronto para decirlo. Me gustaría inventar un apodo propio en ese momento, como “chinita”, “china” o algo parecido, pero sigo pensando que aún es muy pronto. Tartamudeo un poco y sigo charlando de anécdotas poco relevantes. Me mira y me pregunta si quiero subir al cuarto. Ella apaga el cigarrillo, yo le doy la última pitada al mío y hago lo mismo. Nos levantamos del sillón, me abraza delicadamente fuerte, me da un beso y se funde en mí pecho con un abrazo. Me mira de forma directa con sus ojos nuevamente achinados y, dibujando una sonrisa casi inmejorable, me dice que me quiere. La miro a los ojos y le digo que yo también la quiero, mucho. Nos despertamos a las 11:00 de la mañana y desayunamos en la terraza.
    Me gusta abrazarla porque me siento vulnerable y soy casi mas libre que nunca para decir todo lo que siento, y pienso que eso también forma parte de querer a alguien. Me gusta abrazarla porque siento que algo se acomoda dentro mío mientras lo hago. Me gusta abrazarla, cerrar los ojos y dibujarla en mi imaginación por un instante para volver a abrir los ojos. Me gusta abrazarla. Voy a besar su frente hasta que se duerma. 



Va a hacer mucho frío en Mar del Plata. Ya lo sabemos. No importa, solamente son dos días. Salimos el viernes por la mañana desde su casa y llegamos al hotel a eso de las 4. Decidimos dormir una siesta para descansar del viaje. Cuando nos despertamos, la vi sentada en la cama a mi lado con el reflejo de las luces de la ciudad que entraban por la ventana y pegaban en su cuerpo. Se soltó el pelo y vi su piel. Algo me pasó en ese momento, una sensación diferente a otras. 
Me miró y en su mirada entendí que yo todavía existo, que puedo dar y recibir mas amor del que yo me creía posible. Dejé pasar de largo ese momento y preferí no pensar.
En el auto volviendo vi su mejor perfil. El sol dorado que robustecía su sonrisa. 


La voy a extrañar todas mis mañanas. También mis tardes y mis noches. Quizás la imagine en un atardecer cuando el sol golpee mi cara. Espero que no, que pase rápido y pueda imaginar un Domingo por la tarde sin ella a mi lado. Pero acá estoy otra vez, escribiéndole. Será porque ahora mismo quiero estar acá con ella. ¿Cuánto la quise? Aun no lo se, seguramente lo sepa cuando finalmente se vaya. Espero que no se olvida de mi.


 Cada cuanto pensamos en esto? Las probabilidades de cruzarnos y encontrarnos son de una en un millón. En esa fiesta a la que no pensábamos ir, ese partido de fútbol que no queríamos jugar, o en el subte que nos llevó antes a nuestra casa un Martes a la noche. Por qué no nos asombra tanto que dos personas se encuentren en la situación más cotidiana de sus vidas y en ese determinado momento? Por qué esas dos personas?

26 de abril de 2024

 Y que si no? Sacarlo hacia afuera, por qué no? Sea liberador o no. La necesidad de compartir. Que pasa con el rebote de mi alma? La necesidad de estar ahí. Y que si no? La necesidad de estar ahí. Dejarlo y seguir. 

22 de abril de 2024

Lunes

Ya tuve y ya perdí, y el corazón blando sigue ahí.

Pero me acostumbre y me dormí.

Todo el tiempo extraño a alguien, y quizás sea a mi.