Ella prende el último cigarrillo armado que le quedaba mientras mira como el tabaco lentamente se enciende, al mismo tiempo que corre la mirada para clavar sus ojos apenas achinados sobre los míos. Yo la miro y pienso que su mirada me intimida un poco pero todavía es muy pronto para decirlo. Me gustaría inventar un apodo propio en ese momento, como “chinita”, “china” o algo parecido, pero sigo pensando que aún es muy pronto. Tartamudeo un poco y sigo charlando de anécdotas poco relevantes, mientras pienso que escucharla atentamente con mi cara apoyada sobre mi mano es un acto de amor tan lindo como ella. Me mira y me pregunta si quiero subir al cuarto. Ella apaga su cigarrillo, yo le doy la última pitada al mío y hago lo mismo. Nos levantamos del sillón, me abraza delicadamente fuerte, me da un beso y se funde en mí pecho con un abrazo. Me mira de forma directa con sus ojos nuevamente achinados y, dibujando una sonrisa casi inmejorable, me dice que me quiere. La miro a los ojos y le digo que yo también la quiero, mucho. Nos despertamos a las 11:00 de la mañana y desayunamos en la terraza.
2 de julio de 2024
Cuentito
Ella prende el último cigarrillo armado que le quedaba mientras mira como el tabaco lentamente se enciende, al mismo tiempo que corre la mirada para clavar sus ojos apenas achinados sobre los míos. Yo la miro y pienso que su mirada me intimida un poco pero todavía es muy pronto para decirlo. Me gustaría inventar un apodo propio en ese momento, como “chinita”, “china” o algo parecido, pero sigo pensando que aún es muy pronto. Tartamudeo un poco y sigo charlando de anécdotas poco relevantes, mientras pienso que escucharla atentamente con mi cara apoyada sobre mi mano es un acto de amor tan lindo como ella. Me mira y me pregunta si quiero subir al cuarto. Ella apaga su cigarrillo, yo le doy la última pitada al mío y hago lo mismo. Nos levantamos del sillón, me abraza delicadamente fuerte, me da un beso y se funde en mí pecho con un abrazo. Me mira de forma directa con sus ojos nuevamente achinados y, dibujando una sonrisa casi inmejorable, me dice que me quiere. La miro a los ojos y le digo que yo también la quiero, mucho. Nos despertamos a las 11:00 de la mañana y desayunamos en la terraza.
10 de junio de 2024
Cada cuanto pensamos en esto? Las probabilidades de cruzarnos y encontrarnos son de una en un millón. En esa fiesta a la que no pensábamos ir, ese partido de fútbol que no queríamos jugar, o en el subte que nos llevó antes a nuestra casa un Martes a la noche. Por qué no nos asombra tanto que dos personas se encuentren en la situación más cotidiana de sus vidas y en ese determinado momento? Por qué esas dos personas?
P
Me gusta abrazarte porque mi vida se acomoda un poco
Me gusta abrazarte y sentirme vulnerable
Dibujarte en mis sueños y volver a despertarme
Me gusta abrazarte y que descanses en mi pecho
Sentir que soy libre para decirte lo que pienso f
_
Y que es el amor, sino verte y sonreír.
Despertar en tu mirada y poder sentir,
Que todo aquello que vivimos,
Algún día nos volverá a unir.
_
Puedo ser el sol de noche y la luna de día
Para que sepas que todavía puedo estar ahí
También puedo ser un arcoíris y rodearte con todos mis colores
O un ancho mar donde dejes caer tus lágrimas
Para que sepas que puedo estar ahi
-
Inventaría un cielo de cada color
Para que lo veamos de día, tarde y noche
Entrelazarnos en un abrazo terrenal
Y fundir el cielo en tus ojos
_
Era sábado. Yo dudaba si llevar una o dos botellas de vino. No me decidía. Pero por algún motivo ya estaba bastante nervioso como demorarme en elegir, así que agarre dos, pagué y me fui. Ella me estaba esperando en su casa. Me había invitado el Jueves anterior y no dudé ni un segundo en aceptar la invitación. Ya conocía su casa, había estado ahí la semana anterior.
Va a hacer mucho frío en Mar del Plata. Ya lo sabemos. No importa, solamente son dos días. Salimos el viernes por la mañana desde su casa y llegamos al hotel a eso de las 4. Decidimos dormir una siesta para descansar del viaje. Cuando nos despertamos, la vi sentada en la cama a mi lado con el reflejo de las luces de la ciudad que entraban por la ventana y pegaban en su cuerpo. Se soltó el pelo y vi su piel. Algo me pasó en ese momento, una sensación diferente a otras. Me miró y en su mirada entendí que yo todavía existo, que puedo dar y recibir mas amor del que yo me creía posible. Dejé pasar de largo ese momento y preferí no pensar.
La voy a extrañar todas mis mañanas. También mis tardes y mis noches. Quizás la imagine en un atardecer cuando el sol golpee mi cara. Espero que no, que pase rápido y pueda imaginar un Domingo por la tarde sin ella a mi lado. Pero acá estoy otra vez, escribiéndole. Será porque ahora mismo quiero estar acá con ella. ¿Cuánto la quise? Aun no lo se, seguramente lo sepa cuando finalmente se vaya. Espero que no se olvida de mi.
Cada cuanto pensamos en esto? Las probabilidades de cruzarnos y encontrarnos son de una en un millón. En esa fiesta a la que no pensábamos ir, ese partido de fútbol que no queríamos jugar, o en el subte que nos llevó antes a nuestra casa un Martes a la noche. Por qué no nos asombra tanto que dos personas se encuentren en la situación más cotidiana de sus vidas y en ese determinado momento? Por qué esas dos personas?
26 de abril de 2024
22 de abril de 2024
Lunes
Ya tuve y ya perdí, y el corazón blando sigue ahí.
Pero me acostumbre y me dormí.
Todo el tiempo extraño a alguien, y quizás sea a mi.